La
industria del automóvil es una de las más pujantes y por ello es fuente de
numerosas innovaciones que mejoran y aumentan las prestaciones de los
vehículos. Este imparable proceso de mejora continua permitirá, a medio plazo,
disponer de vehículos ecológicos y autónomos. A corto plazo los dispositivos de
ayuda a la conducción, de seguridad y de confort se desarrollarán de un modo
espectacular y prepararán así el terreno para un nuevo concepto de movilidad
que consistirá, como hemos apuntado, en el uso de vehículos movidos por energía
renovable e independientes de la mano humana para su conducción.
Pero
en tanto los automóviles sigan contando con un elemento esencial como el
volante de dirección, las investigaciones que ingenieros y empresas están
llevando a cabo en relación con éste estarán dirigidas a mejorar la seguridad,
la ergonomía y el confort del conductor.
Hasta ahora el volante ha experimentado mejoras que se refieren a la
ubicación de ciertos dispositivos de control de instalaciones periféricas como
pueden ser la radio, visores de ciertos parámetros, regulación de los
climatizadores o del aire acondicionado, pulsadores para bocina o luces, etc.
También
podemos citar el aprovechamiento de ciertos huecos del volante para instalar
elementos de seguridad como el airbag. En lo relativo a la ergonomía, no
debemos dejar de mencionar los mecanismos que permiten modificar la posición
del volante respecto al conductor subiéndolo o bajándolo y también alejándolo o
aproximándolo al puesto de conducción.
En
los mercados de países fríos un dispositivo que cada vez es más común en el
volante de dirección es el que permite el calentamiento del mismo por el simple
efecto Joule, lo cual mejora sustancialmente el confort en la conducción.
En
los primeros desarrollos, este calentamiento se conseguía mediante la
aplicación en el interior de la circunferencia (llanta) del volante de un hilo
conductor espiral conectado al sistema eléctrico del automóvil.
Hoy
en día esta solución ha sido abandonada en beneficio de la malla calefactante,
que consiste básicamente en un forro que se extiende sobre la llanta del
volante o en una parte de ella (en una superficie que corresponde
aproximadamente a la posición habitual de las manos del conductor o sea
las “diez y diez”) y que está formada por una multitud de hilos conductores de
la electricidad. La regulación del funcionamiento de esta malla calefactante se
realiza de manera electrónica. Además, la malla calefactante está recubierta de
una capa de cuero de tacto agradable que impide por tanto el contacto de
aquélla con las manos del conductor. El concepto es el mismo, obviamente a
diferente escala, que el del suelo radiante eléctrico de ciertas viviendas.
Pero si para los países fríos se ha encontrado una solución de
climatización del volante de un modo razonablemente barato, ¿qué hacer en los
países cálidos, en los que agarrar el volante tras unas horas de parada del
automóvil al sol puede convertirse en un pequeño suplicio? Y ¿cómo resolver la
climatización del volante en los países de clima continental, con inviernos muy
fríos y veranos muy calurosos?
La solución la encontramos en un invento español consistente en un
volante climatizador de modo integral, es decir que puede calefactar o
refrigerar (tanto él mismo como el entorno del puesto de conducción) a voluntad
del conductor.
Este nuevo tipo de volante, además de su función básica en lo relativo
al control de la trayectoria del vehículo, incorpora la ventaja de comportarse
como difusor del aire que se insufla en el interior del habitáculo de viajeros
a efectos de climatización o ventilación haciendo compatibles ambas funciones.
El sistema de ventilación desde el volante añade una posibilidad más a
las que ya existan en el vehículo, como enviar el aire al parabrisas, a la
parte baja frontal del habitáculo o a los difusores situados en el salpicadero.
Podemos decir que el dispositivo consiste en hacer una derivación de
la conducción principal del aire de ventilación y dirigirla hacia la parte
inferior del volante donde queda conectada.
El aire procedente de esa derivación es conducido hacia el eje del
volante y mediante un dispositivo de doble cazoleta (una, solidaria con la caña
de la dirección y la otra, solidaria con el volante y situada en el buje o
parte central de éste). Desde aquí el aire es distribuido mediante conductos
situados sobre los brazos o radios del volante a la circunferencia periférica
(llanta) del volante, en la cual se practica unas canalizaciones (de nuevo a
las “diez y diez”) que mediante un sinnúmero de orificios permiten la salida
del aire hacia el habitáculo con la consiguiente sensación agradable para el
conductor en sus manos, cara y partes del cuerpo más próximas al volante.
La superficie exterior del volante, ya consista en espuma de
poliuretano o en un recubrimiento de piel o polipiel, permite la salida del
aire al habitáculo como se ha descrito anteriormente. Con esta disposición,
cuando los deflectores del conducto principal de climatización suministran aire
frío, el volante difundirá aire frío. Si se orientan los deflectores para
suministrar aire caliente, el volante proporcionará aire caliente.
Esta
solución, que incrementa sensiblemente la sensación de confort en la
conducción, está patentada por D. Miguel Arco López y ha sido probada con éxito
en automóviles de turismo de serie. Está disponible para las empresas de
ingeniería y del automóvil que deseen aplicarla en vehículos de nuevo
desarrollo. Para más información sobre el dispositivo pueden contactar con el
inventor en el correo electrónico mimapa222@gmail.com o en el teléfono 656 182 474.
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