La Hispano-Suiza fue sin
duda ninguna la gran firma española de automóviles del primer tercio del siglo
XX. De hecho, en aquella época, hace más de un siglo, hablar de vehículos automóviles en
España era hablar de Hispano-Suiza; no en vano la mítica marca está presente en
nuestro país desde la constitución en Barcelona de la Sociedad Anónima La
Hispano-Suiza Fábrica de Automóviles (sistema Birkigt) el 14 de junio de
1904. Y decimos está pues su legado perdura
hasta nuestros días. La compañía sufrió
en los convulsos años veinte y treinta del siglo pasado todo tipo de
vicisitudes, que la llevaron a languidecer hasta su desaparición como marca de
automóviles de lujo en 1939. De ahí la creencia de que desde entonces
Hispano-Suiza está ausente del panorama industrial español.
Parque de la Pegaso |
Una vez terminadas las
contiendas civil y mundial, Hispano-Suiza debió ceder al INI su fábrica del
barcelonés barrio de La Sagrera, de la cual, y de su sucesora de la Zona
Franca, salieron los prestigiosos camiones y autobuses Pegaso y Irisbus hasta
bien entrado el presente siglo. El solar de La Sagrera es hoy en día el
magnífico Parque de la Pegaso.
Sin embargo, la legendaria Hispano-Suiza no desaparecería por completo después de
ceder la mayor parte de sus activos materiales e intelectuales a ENASA-Pegaso. Su
propietario, Miguel Matéu y Pla, conservó los derechos sobre la marca
Hispano-Suiza, la propiedad industrial sobre diseños de automóviles, la oficina
técnica de motores de aviación, la nave de forja y una participación en la
sevillana Hispano-Aviación S.A..
En lo que
respecta a la actividad automovilística de la sucesora de Hispano-Suiza,
señalaremos que ésta entabló conversaciones con la compañía poseedora de los
derechos de la prestigiosa marca inglesa Villiers en España, Autocesorios Harry
Walker S.A., con el propósito de fabricar los afamados motores de dos tiempos
de la casa británica. Una vez hubieron llegado a un acuerdo, ambas compañías
constituyeron en 1950 la sociedad conjunta Hispano Villiers S.A., del popular
motor tipo 6M de 197 cc, el cual equipó en los años 50 del siglo XX a gran
número de motocicletas, microcoches y motocarros.
Forja de Ripoll |
Otras
actividades como la fabricación de motores estacionarios, la construcción de un
prototipo de pequeño motor de 49,50 cc de aplicación en ciclomotores -que no
fue producido en serie- o la producción de motores diesel Lombardini de
diversas aplicaciones industriales completaron la actividad de la joint-venture.
Para abordar
este programa de fabricación la sociedad construyó una nueva factoría en Rubí
(Barcelona) en 1960, año en que cambió la razón social por Hispanomotor S.A..
Había fabricado hasta entonces más de 60.000 motores para diferentes pequeños
vehículos. La propia licenciataria Lombardini Motori adquiriría la mayoría de
las acciones de la empresa a finales de 1967. Su nueva denominación fue
Lombardini España y se mantiene actualmente, aunque la sociedad se dedica a la
importación y el servicio de los motores de la casa italiana.
En el campo de los vehículos industriales señalaremos que el INI, que explotaba la fábrica de La Sagrera, levantó una gran fábrica con participación de ingenieros de Hispano-Suiza con el propósito de desarrollar camiones semipesados y pesados en Barajas (Madrid), que complementaba a la de Barcelona, y que sigue operativa hoy en día gestionada por IVECO.
La Hispano-Igualadina |
Por otro lado,
la Hispano-Suiza contó con una forja propia en Ripoll (Barcelona), la cual en
1951 fue adquirida por La Farga Casanova, hoy Comercial de la Forja S.A. (Comforsa),
y que constituye el único establecimiento industrial de Hispano-Suiza hoy en
día en funcionamiento en España.
En el sector del transporte
de viajeros, señalaremos que Hispano-Suiza fue pionera en la colaboración con
transportistas mediante una estrategia de asociación con muchos de ellos que
puso los cimientos del moderno transporte de viajeros por carretera. Es
interesante señalar la estrategia de ventas de ómnibuses (viajeras) que siguió la compañía. Dicha estrategia consistía
básicamente en apoyar a los transportistas –beneficiarios de una concesión-
interesados en comprar un autocar mediante una singular fórmula de
participación accionarial conjunta en la sociedad que debía explotar la
concesión. En el momento en el que la inversión quedaba amortizada, la
Hispano-Suiza se desprendía del capital de la empresa, la cual tenía libertad
para seguir en activo incluso utilizando la razón social original, que
generalmente incluía una referencia a aquélla. Prueba de la eficacia de tan
original idea es la cantidad de empresas de transporte de viajeros por
carretera que aún hoy portan en su denominación los términos "La
Hispano".
HIFE |
Tal es el caso de La Hispano Montañesa, La Hispano Hilariense, La Hispano Igualadina, La Hispano de Fuente en Segures (HIFE), La Hispano-Urgelense, La Hispano Manresana, La Hispano Alto Aragonesa, La Hispano Rubí, La Hispano Plana Castellón, La Hispano-Suiza del Maestrazgo, La Hispano Tensina, La Hispano Chelvana, La Hispano Ansotana etc.. Como curiosidad apuntaremos que esta última disponía en 2008 de autocares con chasis IVECO fabricados en Barcelona (en la fábrica heredera de Hispano-Suiza) y carrozados por la Hispano Carrocera -sin relación con el emporio Matéu-, que lucían en el frontal la marca Hispano y en los laterales el rótulo La Hispano Ansotana.
También en el campo de la
aviación la marca de la cigüeña nos ha dejado un valioso legado. En 1917 la
compañía, que ya fabricaba motores de aviación en La Sagrera y en Francia,
inauguraba una magnífica fábrica de aviones y camiones en Guadalajara. En 1937,
al haber sido nacionalizada ésta por el gobierno republicano, Miguel Matéu
decidió levantar una nueva fábrica de aviones en Sevilla que heredara el saber
hacer de la planta alcarreña. Durante un par de años la fábrica hispalense fue
el único centro de Hispano-Suiza bajo el control de Matéu. Al finalizar la
contienda, la factoría pasó a ser gestionada por la Hispano-Aviación S.A., una sociedad conjunta entre Matéu y el
Ejército del Aire (el cual hasta unos meses antes de la operación se denominó
Arma de Aviación, lo que explica esta denominación social).
La
Hispano-Aviación desarrolló y fabricó aviones como el HS-42, cuyo diseño fue
heredado de Hispano-Suiza; el HA-100 “Triana”, diseñado en exclusiva por el
profesor Messerschmitt; el HA-1112 “Buchón” o el HA-200 “Saeta”, primer avión a
reacción diseñado y construido en España. En 1971 Hispano-Aviación es absorbida
por C.A.S.A., que ya disponía de una planta en Sevilla. Los equipos y el
personal de aquélla son trasladados a la moderna y vecina fábrica de C.A.S.A.,
que se integraría en EADS en 1998. De alguna manera, los actuales aviones de
transporte C-295 y A-400M, que se ensamblan en la fábrica sevillana del magno
consorcio europeo llevan en su interior algo del saber hacer de
Hispano-Aviación.
Edificio de La Hispano-Aviación en Sevilla |
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