miércoles, 25 de febrero de 2015

EL LEGADO DE HISPANO-SUIZA

La Hispano-Suiza fue sin duda ninguna la gran firma española de automóviles del primer tercio del siglo XX. De hecho, en aquella época, hace más de un siglo, hablar de vehículos automóviles en España era hablar de Hispano-Suiza; no en vano la mítica marca está presente en nuestro país desde la constitución en Barcelona de la Sociedad Anónima La Hispano-Suiza Fábrica de Automóviles (sistema Birkigt) el 14 de junio de 1904. Y decimos está pues su legado perdura  hasta nuestros días. La compañía sufrió en los convulsos años veinte y treinta del siglo pasado todo tipo de vicisitudes, que la llevaron a languidecer hasta su desaparición como marca de automóviles de lujo en 1939. De ahí la creencia de que desde entonces Hispano-Suiza está ausente del panorama industrial español.

Parque de la Pegaso
Una vez terminadas las contiendas civil y mundial, Hispano-Suiza debió ceder al INI su fábrica del barcelonés barrio de La Sagrera, de la cual, y de su sucesora de la Zona Franca, salieron los prestigiosos camiones y autobuses Pegaso y Irisbus hasta bien entrado el presente siglo. El solar de La Sagrera es hoy en día el magnífico Parque de la Pegaso. 
Sin embargo, la legendaria Hispano-Suiza no desaparecería por completo después de ceder la mayor parte de sus activos materiales e intelectuales a ENASA-Pegaso. Su propietario, Miguel Matéu y Pla, conservó los derechos sobre la marca Hispano-Suiza, la propiedad industrial sobre diseños de automóviles, la oficina técnica de motores de aviación, la nave de forja y una participación en la sevillana Hispano-Aviación S.A..
En lo que respecta a la actividad automovilística de la sucesora de Hispano-Suiza, señalaremos que ésta entabló conversaciones con la compañía poseedora de los derechos de la prestigiosa marca inglesa Villiers en España, Autocesorios Harry Walker S.A., con el propósito de fabricar los afamados motores de dos tiempos de la casa británica. Una vez hubieron llegado a un acuerdo, ambas compañías constituyeron en 1950 la sociedad conjunta Hispano Villiers S.A., del popular motor tipo 6M de 197 cc, el cual equipó en los años 50 del siglo XX a gran número de motocicletas, microcoches y motocarros.
Forja de Ripoll
Otras actividades como la fabricación de motores estacionarios, la construcción de un prototipo de pequeño motor de 49,50 cc de aplicación en ciclomotores -que no fue producido en serie- o la producción de motores diesel Lombardini de diversas aplicaciones industriales completaron la actividad de la joint-venture.
Para abordar este programa de fabricación la sociedad construyó una nueva factoría en Rubí (Barcelona) en 1960, año en que cambió la razón social por Hispanomotor S.A.. Había fabricado hasta entonces más de 60.000 motores para diferentes pequeños vehículos. La propia licenciataria Lombardini Motori adquiriría la mayoría de las acciones de la empresa a finales de 1967. Su nueva denominación fue Lombardini España y se mantiene actualmente, aunque la sociedad se dedica a la importación y el servicio de los motores de la casa italiana.

En el campo de los vehículos industriales señalaremos que el INI, que explotaba la fábrica de La Sagrera, levantó una gran fábrica con participación de ingenieros de Hispano-Suiza con el propósito de desarrollar camiones semipesados y pesados en Barajas (Madrid), que complementaba a la de Barcelona, y que sigue operativa hoy en día gestionada por IVECO. 

La Hispano-Igualadina
Por otro lado, la Hispano-Suiza contó con una forja propia en Ripoll (Barcelona), la cual en 1951 fue adquirida por La Farga Casanova, hoy Comercial de la Forja S.A. (Comforsa), y que constituye el único establecimiento industrial de Hispano-Suiza hoy en día en funcionamiento en España.

En el sector del transporte de viajeros, señalaremos que Hispano-Suiza fue pionera en la colaboración con transportistas mediante una estrategia de asociación con muchos de ellos que puso los cimientos del moderno transporte de viajeros por carretera. Es interesante señalar la estrategia de ventas de ómnibuses (viajeras) que siguió la compañía. Dicha estrategia consistía básicamente en apoyar a los transportistas –beneficiarios de una concesión- interesados en comprar un autocar mediante una singular fórmula de participación accionarial conjunta en la sociedad que debía explotar la concesión. En el momento en el que la inversión quedaba amortizada, la Hispano-Suiza se desprendía del capital de la empresa, la cual tenía libertad para seguir en activo incluso utilizando la razón social original, que generalmente incluía una referencia a aquélla. Prueba de la eficacia de tan original idea es la cantidad de empresas de transporte de viajeros por carretera que aún hoy portan en su denominación los términos "La Hispano".
HIFE

Tal es el caso de La Hispano Montañesa, La Hispano Hilariense, La Hispano Igualadina, La Hispano de Fuente en Segures (HIFE), La Hispano-Urgelense, La Hispano Manresana, La Hispano Alto Aragonesa, La Hispano Rubí, La Hispano Plana Castellón, La Hispano-Suiza del Maestrazgo, La Hispano Tensina, La Hispano Chelvana, La Hispano Ansotana etc.. Como curiosidad apuntaremos que esta última disponía en 2008 de autocares con chasis IVECO fabricados en Barcelona (en la fábrica heredera de Hispano-Suiza) y carrozados por la Hispano Carrocera -sin relación con el emporio Matéu-, que lucían en el frontal la marca Hispano y en los laterales el rótulo La Hispano Ansotana.
Hispano Chelvana

También en el campo de la aviación la marca de la cigüeña nos ha dejado un valioso legado. En 1917 la compañía, que ya fabricaba motores de aviación en La Sagrera y en Francia, inauguraba una magnífica fábrica de aviones y camiones en Guadalajara. En 1937, al haber sido nacionalizada ésta por el gobierno republicano, Miguel Matéu decidió levantar una nueva fábrica de aviones en Sevilla que heredara el saber hacer de la planta alcarreña. Durante un par de años la fábrica hispalense fue el único centro de Hispano-Suiza bajo el control de Matéu. Al finalizar la contienda, la factoría pasó a ser gestionada por la Hispano-Aviación S.A.,  una sociedad conjunta entre Matéu y el Ejército del Aire (el cual hasta unos meses antes de la operación se denominó Arma de Aviación, lo que explica esta denominación social).

Fábrica de Guadalajara, lugar idóneo para un posible Museo
Nacional del Automóvil

La Hispano-Aviación desarrolló y fabricó aviones como el HS-42, cuyo diseño fue heredado de Hispano-Suiza; el HA-100 “Triana”, diseñado en exclusiva por el profesor Messerschmitt; el HA-1112 “Buchón” o el HA-200 “Saeta”, primer avión a reacción diseñado y construido en España. En 1971 Hispano-Aviación es absorbida por C.A.S.A., que ya disponía de una planta en Sevilla. Los equipos y el personal de aquélla son trasladados a la moderna y vecina fábrica de C.A.S.A., que se integraría en EADS en 1998. De alguna manera, los actuales aviones de transporte C-295 y A-400M, que se ensamblan en la fábrica sevillana del magno consorcio europeo llevan en su interior algo del saber hacer de Hispano-Aviación.


Edificio de La Hispano-Aviación en Sevilla
Como hemos visto, la herencia que nos legó la Hispano-Suiza es considerable. Como anécdota indicaremos que Incluso la primera sociedad de la familia Matéu, Hijos de M. Matéu S.A., tiene aún una notable presencia en el panorama urbano de Barcelona, Madrid o Valencia mediante las artísticas balconadas de hierro forjado que desde las delegaciones en estas tres grandes metrópolis la compañía suministró a los mejores arquitectos y constructores de finales del siglo XIX y principios de siglo XX.

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