domingo, 15 de mayo de 2016

¿LLEVA MI COCHE AIRBAGS DE NITRATO AMÓNICO?

Todos sabemos que los airbags salvan vidas y que ha contribuido decisivamente a reducir de manera importante las cifras de víctimas de accidentes de tráfico rodado.

También conocemos que el principio de funcionamiento del airbag es el inflado casi instantáneo de una bolsa de aire. El gas necesario para inflar dicha bolsa en cuestión de milésimas de segundo es proporcionado por el generador de gas, el “corazón” del airbag.

Pero también debemos ser conscientes de que el accionamiento del inflado del saco se realiza mediante una tecnología compleja y arriesgada como es la generación de gas nitrógeno a partir de reacciones químicas.

Esta generación de gas tiene lugar mediante una rapidísima reacción entre tetrazol (CHN) y carburantes de diversos tipos que se encuentran encapsulados en la carcasa del generador. Esta reacción se produce como consecuencia de una excitación por parte del detonante pirotécnico, que a su vez es activado por una corriente eléctrica en el momento del choque del vehículo.

Los airbags de última generación contienen un carburante a base de nitrato de guanidina cuya fórmula molecular es [C(NH₂)₃]NO₃. Es éste un compuesto explosivo estable cuya fiabilidad durante la vida en servicio del vehículo está garantizada. Es utilizado en la industria aeroespacial para la propulsión de cohetes.

La nitroguanidina ‎(CHNO), diferente al nitrato de guanidina, y el perclorato amónico (NH4ClO4) también son utilizados como carburantes en airbags. Ambos son estables.

Sin embargo, aún se utiliza el nitrato amónico (‎‎NHNO₃) como carburante pese a que es conocido su errático comportamiento termodinámico por encima de 170 ºC. A partir de esta temperatura el nitrato amónico se transforma en un peligroso explosivo al contacto con la humedad ambiental.


Este efecto no se aprecia más que en ambientes de alta humedad relativa y aún así sólo se manifiesta al cabo de meses o años de haber sido fabricado el vehículo. Pero en estas circunstancias, la activación del airbag puede tener trágicas consecuencias. 

De este modo, cuando el dispositivo de ignición del airbag excita el nitrato amónico humedecido a temperaturas que superan el umbral de volatilidad de dicho reactivo, en lugar de una reacción lo que se produce es una deflagración que desintegra la carcasa del generador y la proyecta como metralla sobre los ocupantes del vehículo a los que se pretende proteger.

Hasta la fecha se tenido que lamentar la pérdida de doce vidas humanas por esta causa en todo el mundo. Los fabricantes de los vehículos afectados, ignorantes de este fallo de sus airbags, se han aprestado a compensar a las víctimas y a lanzar campañas de sustitución de los airbags de nitrato amónico por otros más fiables. Pero aún circulan por las carreteras de múltiples países, incluido el nuestro, decena de millones de vehículos con airbags asesinos. En la duda de si nuestro coche lleva tales airbags, debemos acercarnos a nuestro concesionario y cerciorarnos de la tecnología de los mismos.

Para saber más