En un artículo anterior
señalábamos a la fábrica de La Hispano de Guadalajara como uno de los elementos
del legado de la Hispano-Suiza así como subrayábamos su idoneidad para albergar
un museo nacional de automoción. En el presente artículo vamos a realizar una
visita a lo que fue la fábrica alcarreña de la prestigiosa marca nacional de
automóviles.
Situación
Se asienta sobre un terreno de 6 Ha en la carretera antigua de
Marchamalo esq. Avenida de Cristóbal Colón 2, en el término municipal de
Guadalajara.
Coordenadas: 40°38'51.4"N 3°10'50.6"W (40.647623, -3.180729).
Vista aérea del conjunto fabril. Se han señalado los contornos de las construcciones desaparecidas |
Construcción
1917. Sin uso desde 1978.
Actividad
Fabricación de aeroplanos y
camiones Hispano-Suiza, así como automóviles La Hispano entre 1917 y 1931.
Ensamblaje de automóviles Fiat-Hispano 514 entre 1931 y 1936. Base de Automovilismo
del Ejército entre 1939 y 1943. Taller de prototipos ENASA entre 1945 y 1946. Taller
de reparación de Renfe entre 1946 y 1967. Reciclado de acero entre 1967 y 1978.
Antecedentes
El conjunto fabril de La Hispano,
Fábrica de Automóviles y Material de Guerra, S.A., que a lo largo de los años
ha perdido su gran taller de montaje, el edificio de la unidad técnica y los
edificios auxiliares, -cuyos contornos han sido trazados sobre la vista aérea
de más arriba- está protegido por la Ley de Patrimonio Histórico de
Castillla-La Mancha desde 1990.
Descripción de las construcciones existentes |
Visita a la antigua fábrica
En su frente, con vista a la
carretera de Marchamalo, se alza aún la imagen visible de la factoría: una
cortina de amplio desarrollo horizontal, -con 105 m de longitud total-
construida en ladrillo visto y cierta tendencia modernista en su diseño y en su
composición.
En el centro se ubica el edificio
de dos alturas para la dirección y los servicios administrativos, con dos
plantas y 500 m² de superficie por planta. La fachada de ladrillo visto,
el forjado entre plantas y el tejado están en condiciones aceptables.
A ambos lados del edificio noble
se abrían sendos vanos para el acceso de vehículos y personas en las alas este
y oeste respectivamente. En los flancos se ubican dos módulos de diferente
envergadura: uno de ellos, que se utilizó para fines productivos y de
almacenamiento, se alza en el sector occidental y cuenta con una superficie próxima
a los 1.000 m² y cubierta de dientes de sierra con planos asimétricos
paralelos a la fachada principal e iluminación cenital; otro, en el sector
oriental, tenía una superficie de 250 m² y
cubierta a dos aguas perpendicular
a la fachada principal. Estas construcciones tenían su acceso desde el patio
interior, ajardinado en su espacio central, el cual estaba delimitado por los
citados módulos, por el desaparecido taller de montaje y por las vías de acceso
al conjunto de talleres.
La calle principal partía de la
puerta de vehículos situada en el ala oriental de la fachada. Su trazado
quedaba delimitado por los edificios de producción: al este, una construcción
independiente de dos plantas que aún se mantiene en pie, seguida de dos naves
tangentes, -de 10 m de luces por 110 de longitud total- con cubiertas a dos
aguas y al oeste, la obra más importante: el taller de montaje, un gran espacio
de más de 8.300 m² –cuyas dimensiones máximas eran 135 m x 90 m- con una
cubierta de dientes de sierra con planos asimétricos e iluminación cenital de
estructura metálica que dejaba una altura libre de 4,50 m. En su promedio y con
acceso desde la calle se alzaba el edificio de la unidad técnica -de tres plantas
y con una superficie de unos 200 m² por planta- con fachada de ladrillo de
igual diseño que la del edificio administrativo.
Al final de la calle se erigía un
depósito de agua elevado con estructura de hormigón. El recinto contaba con una
vía férrea de servicio que permitía la entrada y salida de mercancías y productos
terminados a través de la línea férrea Madrid-Barcelona, la cual delimitaba la
parcela del recinto fabril por el este.
Finalizamos aquí la visita a la fábrica en el centenario de su construcción, en espera de tiempos mejores que la vean surgir de nuevo como un exponente indispensable del patrimonio industrial de nuestro país.
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