viernes, 18 de noviembre de 2016

EXCLUSIVOS SEDANES ESPAÑOLES DE LOS ’60 Y PRIMEROS ‘70


Es obvio que el mercado español del automóvil tiene hoy unas características muy semejantes a las de los países de nuestro entorno continental.


Pero antes de llegar a este estado de madurez debieron pasar muchos lustros de ajuste y equilibrio entre la oferta y la demanda en una sociedad que se incorporó, por diversas razones, más tarde que otras naciones europeas a la automovilidad generalizada.


Sin duda la adhesión de nuestro país a la Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea, fue un hecho determinante para esta convergencia.


En las décadas de 1960 y 1970, la época de la eclosión de la industria española del automóvil, con una oferta que se movía continuamente por detrás de la demanda, la gama de automóviles disponibles era necesariamente reducida. Para ilustrar esto,  repasemos los tipos de carrocerías disponibles en aquella época:

  • La categoría fastback de dos puertas contó con un único modelo, el SEAT 600, hasta la llegada del SEAT 127 en 1972.
  •  Hasta 1968 con la llegada del Morris Traveller de AUTHI, no existía en España ningún modelo hatchback de dos puertas de acceso.
  •  Tampoco existía la posibilidad de adquirir un sedán de dos puertas que no fuera del segmento A (con el SEAT 850 como único exponente).
  • En cuanto a coupés, la oferta se reducía a los SEAT 850, Sport 1200 y 124 Sport así como a los Alpine A108 y A110 de FASA.
  •  La categoría de fastback de cuatro puertas contaba con el veterano Citroën 2CV, el C-8 de la misma casa, los elegantes MG, Morris y Austin 1.100 y 1.300 y el SIMCA 1200, todos ellos presentados antes de 1970. Posteriormente llegaría el  SEAT 127 (1974).
  •  En la categoría de familiares encontramos los soberbios Dodge Dart SW y SEAT 1500, magníficos automóviles que estaban al alcance de muy pocas familias españolas. El Citroën Break/Dynam (seguido del C-8) fue hasta la llegada del SEAT 124 en 1969 el único familiar de segmento C disponible en nuestro país.  
  • La categoría de fastback/liftback de cinco puertas estaba razonablemente bien representada por los Renault 4L y 6, los elegantes MG, Morris y Austin 1.100 y 1.300, el Dyane 6 y el nuevo SIMCA 1200, todos ellos presentados antes de 1970. Muy posteriormente llegarían el  nuevo SEAT 127 (1974) y el Renault 5 (1979). Observemos sin embargo que hasta la llegada del Chrysler 150 no había ningún exponente del segmento D.
  • ·En la categoría de sedán de cuatro puertas la oferta era aún más amplia, y ello modeló los gustos de los conductores españoles, quienes mayoritariamente demandaron vehículos de este tipo hasta bien entrados los años 1990, época en que ya contábamos con una oferta nacional e internacional muy variada. Todas las marcas presentes en España con excepción de Citroën dispusieron en sus catálogos de este tipo de vehículos. Algunos de éstos fueron exclusivos de nuestro país, y sobre ellos desarrollaremos nuestro post.

Comenzaremos por el SEAT 850 4 puertas, un modelo exclusivo de la marca española y que por tanto no tuvo equivalente en FIAT. Tras la experiencia, o por mejor decir experimento, del SEAT 800 -un utilitario de cuatro puertas que era fabricado artesanalmente alargando un 600- la empresa nacional advirtió que no podía quedarse fuera de un segmento de mercado (“todo-atrás” de tres volúmenes y cuatro puertas dirigido a familias de la emergente clase media) que estaba siendo colonizado por FASA con los elegantes Renault Dauphine-Ondine-Gordini y su sucesor R-8 y por Barreiros con el no menos atractivo SIMCA 1000. 

Partiendo de la carrocería del 850 Berlina, los diseñadores de SEAT lograron un agraciado vehículo de tres cuerpos muy al gusto de la época. La realización de los nuevos paneles de chapa y la soldadura de la caja en blanco fueron confiadas a la cercana empresa Carrocerías Costa, de Terrassa (Barcelona), que ya había realizado diferentes variantes de carrocería sobre la base del SEAT 600, entre ellas la del mencionado SEAT 800.


Así, en 1969 veía la luz el nuevo cochecito, que aunque no conoció a los niveles de ventas de sus competidores, se benefició de una demanda creciente de este tipo de vehículos. Entre el colectivo médico urbano (los médicos rurales se inclinaban sin duda por los Citroën) este modelo tuvo una especial aceptación, al igual que en general la categoría de sedanes de cuatro puertas de segmentos bajo y medio. No en vano la revista “El médico y el automóvil” afirmaba en su número 5 de enero de 1970 lo siguiente:


“Respecto al [modelo] Cuatro Puertas Especial, merece todos nuestros parabienes; está bien terminado y cuenta con un motor de mayor potencia que el Normal. Con sus cuatro puertas el acceso a los asientos es cómodo. Este modelo es de línea más bonita que el “corto” o Normal, ya que la parte trasera resulta más proporcionada.

Los frenos son eficaces y la visión trasera es más amplia. En fin, un cochecito ideal para ciudad y carretera, pues la velocidad punta en el Especial es bastante considerable.” 


Escalando un peldaño en la segmentación, hasta el segmento B, y avanzando en el tiempo cinco años encontramos un curioso sedan exclusivo de España: el Renault Siete de FASA-Renault.  


Este vehículo fue una apuesta del departamento de producto de FASA-Renault, que había identificado una oportunidad única de satisfacer a un mercado como el español que demandaba “coches que pareciesen coches” desdeñando así las  tendencias en el diseño de automóviles de las grandes multinacionales que apostaban por nuevas geometrías como hatchback, fastback o liftback


Por otro lado, los “todo-atrás” ya estaban dejando paso a los “todo-delante” por lo que los ingenieros de FASA-Renault decidieron partir de un R-5 a la hora de configurar su nuevo sedán económico, totalmente diferente y muy superior al entrañable R-8. 


El resultado no fue una gran novedad, pues el nuevo coche era simplemente un R-5 con voladizo posterior para un maletero de líneas no muy agraciadas. Sin embargo, supo llenar un hueco en el mercado y ello proporcionó a la marca buenos dividendos. Como en el caso del SEAT 850 cuatro puertas, el Siete gozó de gran predicamento entre la comunidad médica. De hecho, se convirtió en el “coche de médico” por antonomasia en aquella época.


En realidad, el primer fabricante español en detectar la necesidad de contar en su catálogo con un sedán de cuatro puertas “todo-delante” y accesible a la clase media había sido AUTHI. Ya a principios de la década de 1970 los responsables de la marca detectaron que estaban poniendo en el mercado vehículos de un diseño de alto valor, pero que no estaban conectando con las necesidades del gran público. Sus vehículos eran tildados de elitistas; incluso los pequeños Minis eran considerados coches de lujo destinados a una minoría de jóvenes de familia pudiente. No se puede negar a AUTHI su empeño en ofrecer automóviles elegantes a un mercado en construcción, y ello añade a la aventura del Austin Victoria un interés especial.  


Para acometerla, los responsables de la marca solicitaron a BMC la estampación a partir de bobinas de chapa nacional de los paneles y otras piezas de carrocería del Austin Apache, que se montaba en Sudáfrica y que BMC había renunciado a fabricar y comercializar en el Reino Unido por su similitud con el Triumph 2000 -obra del mismo diseñador que el Victoria, Giovanni Michelotti- y evitar así litigios con la casa de Coventry. 


Michelotti había partido de la conocida caja ADO16 de cuatro puertas de BMC de la que conservó todo el cuerpo central y al que añadió un maletero con unas líneas que recordaban a su trabajo para Triumph. Además, modificó ligeramente el frontal también evocando al Triumph. 


El resultado fue un bonito automóvil del segmento C con exclusividad española para Europa que empezó a rodar por nuestras carreteras en 1972. De hecho su slogan publicitario fue “el único coche europeo que sólo se fabrica en España”.  


Repasemos parte de la reseña que del coche hizo la revista “El médico y el automóvil” en su número 33 de febrero de 1973: 


“La línea del coche es sumamente agradable, en contraposición con el anterior modelo (el Austin 1300), y aunque se ha perdido algo de agilidad en el momento de aparcar, lo preferimos, pues el coche ha ganado mucho en estética, maletero y aspecto general.

La mecánica es la tradicional y un tanto anticuada, aunque en este modelo [el grupo motopropulsor] ha recibido una serie de tratamientos en cigüeñal, embrague, etc. que le hacen ser un coche duradero y confiable.

El radiador de agua […] sigue en un lateral del [vano de motor del] vehículo, y el ventilador [es] mandado por correa trapezoidal.

El volante de dirección, al ser de menor diámetro que en modelos anteriores, es más cómodo.

En carretera, y a velocidades poco altas, el motor es bastante ruidoso, llegando en algunos momentos incluso a ser hasta molesto.

La suspensión sigue siendo la hydrolastic, bastante mejorada. El conjunto del vehículo está montado más alto, evitando así el ir el cárter tan próximo al suelo como antes.

La conducción es agradable y la dirección es precisa, manteniéndose en todo momento el coche sobre la ruta ordenada”.

Hoy, más de cuarenta años después de aquellas tres aventuras, España es una gran potencia industrial y muchas de las plantas de montaje de automóviles fabrican modelos de exclusividad mundial y a ello estamos ya acostumbrados. Sin embargo, volviendo la vista atrás advertimos que fue el trabajo de aquellos pioneros el que posibilitó la actual pujanza de nuestra industria automovilística. 

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