domingo, 14 de septiembre de 2014

NUESTRO PATRIMONIO: RECUPERACIÓN DE ANTIGUAS ESTACIONES FERROVIARIAS

Si hay una edificación representativa de los siglos XIX y XX que aúne armoniosamente sus características de patrimonio arquitectónico e industrial, ésta es la estación ferroviaria.


Soberbias estaciones como las de Atocha en Madrid, del Norte en Barcelona, de Córdoba en Sevilla, de Murcia en Alicante o de Canfranc en Huesca son ejemplos de buen hacer por su belleza y su funcionalidad en equilibrio casi perfecto y constituyen probablemente el más importante capital inmobiliario civil de nuestro acervo.

Pero además, todas ellas tienen algo en común: ya no funcionan como tales y han sido declaradas bienes de interés cultural, como corresponde a sus valores históricos y artísticos.


Son loables las iniciativas que desde diferentes administraciones han conseguido preservar estas magníficas obras de ingeniería y arquitectura que las generaciones pasadas nos han legado y de las que legítimamente nos enorgullecemos; sin embargo, a lo largo de la geografía nacional cientos de modestas estaciones ferroviarias de paso, a los que las nuevas formas de viajar y transportar han dejado sin uso, languidecen exangües y muestran descarnadas su deterioro inexorable.

Bien es cierto, y sería injusto no recordarlo, que múltiples acertadas actuaciones tanto desde la administración como desde el sector privado han permitido que algunas decenas de estas estaciones hayan sido recuperadas para bien de la sociedad.

Las estaciones de Santa Cruz de Arrabaldo, restaurada por la Diputación de Orense y convertida en triple museo en el que se ha instalado la colección del destacado piloto automovilista Estanislao Reverter, la de Hervás, restaurada por la Junta de Extremadura y convertida en museo del ferrocarril, la de Nava de la Asunción (Segovia), restaurada por el Ministerio de Fomento y dedicada a centro cultural y tantas otras constituyen la mejor prueba de que cuando la voluntad de recuperación del patrimonio es sólida cualquier proyecto es viable.


Otras han encontrado su salvación reconvirtiéndose en villas de campo o restaurantes, como el apeadero de El Plantío y el apartadero de El Plantío-Majadahonda (Madrid), distantes 800 m.


En la lista de espera de su salvación de una ruina irreversible continúan magníficas representaciones del neomudéjar como las de la inexplotada línea Teruel-Lleida, con la excepción de la estación de Perales de Alfambra, recientemente restaurada por el Ministerio de Fomento.


En la pre-sierra de Madrid, la centenaria estación de mercancías de El Berrocal duerme plácida con el deseo de ser despertada de su letargo de lustros y de verse algún día sobre una vía verde.


También ejemplos de la arquitectura ferroviaria de mediados del siglo XX, como la madrileña estación de O’Donnell (la cercana y contemporánea estación de Hortaleza es ya irrecuperable), esperan de la sensibilidad de la administración una actuación necesaria y urgente.


Sin duda, perseverar en los planes de recuperación de antiguas estaciones ferroviarias desafectadas es una manera de reconocer las obras que nuestros antepasados realizaron con el fin de mejorar la sociedad de entonces y que nosotros debemos continuar.


JS ENGINEERING & MANAGEMENT está en condiciones de gestionar proyectos de restauración de estaciones de paso desafectadas.



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