miércoles, 23 de diciembre de 2015

UNA NUEVA PÉRDIDA DE NUESTRO PATRIMONIO INDUSTRIAL: ADIÓS AL ÚLTIMO VESTIGIO DE LA “CINECITTÁ ESPAÑOLA”.

Os invitamos a volver la vista atrás más de ochenta años, al decenio de los treinta del siglo XX, época en la que los pequeños municipios de Chamartín de la Rosa y Canillejas, situados al Noroeste de la capital española y limítrofes con ella, albergaron tres interesantísimos proyectos industriales que permitieron el despegue de la industria cinematográfica en España, que alcanzaría así el nivel de producción, tanto en cantidad como en calidad, de los países más avanzados de Europa.

La complementariedad (hoy diríamos sinergia) de los estudios CEA (Cinematografía Española Americana), Sevilla Films y Estudios de Chamartín impulsó la producción cinematográfica española de un modo análogo a como lo hicieron en Italia los estudios de Cinecittá. Sin duda la ventaja de estos últimos radicaba no solo en lo ambicioso del proyecto original sino también en el hecho de que forman un único conjunto espacial que ha permitido su pervivencia para legítimo orgullo de cinéfilos y profesionales italianos.

En nuestro país la historia ha sido desgraciadamente muy diferente. En 1966, pocos meses después de finalizar el rodaje de Doctor Zhivago, echaban el cierre los estudios de la Cinematografía Española Americana (CEA) en el que fue el municipio de Canillejas, anexionado a la capital en 1950. Los estudios CEA, que habían sido construidos en 1933 en el recinto del Parque de Diversiones de Ciudad Lineal por iniciativa del premio Nobel Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero, fueron un referente de la industria cinematográfica de la época. De la magnitud del proyecto da idea el hecho de que su inauguración corriera a cargo del entonces Jefe del Estado, Niceto Alcalá Zamora.

Los estudios CEA con la autopista de Barcelona y el puente del mismo nombre en construcción.
A la derecha, un pabellón del Parque de Diversiones.
Justo enfrente de los estudios CEA, al otro lado de la autopista de Barcelona, estuvieron localizados en los años sesenta del siglo XX los estudios Moro –al menos su elegante edificio sigue en pie-, de menores dimensiones y de historia más corta. El puente sobre la mencionada autopista de Barcelona, conocido como puente de la CEA, además del restaurante El mirador de la CEA, es lo único que nos recuerda la pasada existencia de los estudios de Ciudad Lineal.

En 1972 cerraban sus puertas los estudios Sevilla Films después de casi cuarenta años de actividad. Con una rapidez inusitada los terrenos fueron recalificados por el ayuntamiento al que desde 1948 pertenece Chamartín de la Rosa, o sea el de la ciudad de Madrid. Dos años después, un hipermercado, una gasolinera y bloques de viviendas ocupaban el inmenso solar de Sevilla Films. Ni la hermosa portada de entrada ni ninguno de sus edificios fueron preservados. Los nombres de las calles aledañas, evocadores de pueblos sevillanos, son el único recuerdo de estos míticos estudios.

Fachada principal de los estudios Sevilla Films, naturalmente de estilo andaluz.
Finalmente, los estudios de Chamartín, próximos a la más reciente estación ferroviaria de mismo nombre, fueron un exponente de primer orden mundial, especialmente en la época en que fueron  gestionados por el insigne productor y gran amigo de España Samuel Bronston, quien les imprimió un sello hollywoodiano que los hace figurar con letras de oro en la historia del cine mundial. Desde 1988, de todo el vasto conjunto solo quedaban en pie, aunque a pleno rendimiento, los platós L1 y L2, construidos en 1935 y L3, construido por Bronston en 1964. Este último, de 2.500 m², fue en su momento el mayor de Europa y acogió los rodajes de todas las películas de Bronston desde la mítica La caída del imperio romano hasta el embargo de los estudios en 1972. 
Chaflán de entrada a los Estudios de Chamartín en 1961
Pero este mes de diciembre de 2015 se firma el certificado de defunción de los afamados estudios. De nuevo, como en casos anteriores, la celeridad de la autoridad recalificadora de los terrenos ha hecho imposible la permanencia de unos edificios que se encontraban en perfecto estado y que eran depositarios de un legado cultural de primera magnitud. Nada queda hoy de los magnos estudios del Noroeste de Madrid que han hecho de la industria cinematográfica española una de las primeras del mundo.
Vista aérea de los Estudios de Chamartín (Estudios Buñuel) en 2015, en la que pueden apreciarse los platós L1 y L2 unidos así como al norte el impresionante L3. El nuevo chaflán a la derecha de la imagen constituye un guiño arquitectónico al original. El terreno que ocupan los campos deportivos al oeste de los estudios sirvió para las filmaciones de exteriores.
Los espíritus de Samuel Bronston –enterrado en España-, Omar Sharif, David Niven, Jeffrey Hunter, Charlton Heston, Rita Hayworth, Mel Ferrer, Alec Guiness, John Wayne, Ava Gardner, Tyrone Power –fallecido en uno de los platós de Sevilla Films-  y tantos otros profesionales nos recordarán a todos los cinéfilos de la generación actual que fuimos incapaces de velar por la salvaguarda del patrimonio que los mejores cineastas nos dejaron en herencia.